25.5.08

No cabe duda

Hoy (ayer) me desperté a la hora de siempre, me quedé un algo más en la cama, me bañé, me vestí, salí del apartamento, subí al transporte que me llevaría a la escuela, vi a la gente desde la ventana (esperando, manejando), oí la radio mientras llegaba, me bajé, caminé hasta la facultad. Pasé por pasillos, saludé, vi gente conocida de hace tiempo y sin palabras cruzadas. Lluegué un poco más temprano, esperé a que llegaran los demás, el maestro. Hubo clase, hubo clases. Salí por algo de comer, me topé con N y conversamos un rato, no entré a la siguiente clase, me quedé con ella, pero no hicimos más que reírnos, quizá después. Me fui a dar una vuelta por el pasto, la cuadrícula. Y las nubes frías arriba y la gente agazapada bajo otras paredes menos volátiles abajo. Y me cansé de andar solo, pero, como a veces pasa, no encontré a nadie con quien quisiera detenerme. Tomé el camión, vi más gente, más gente más autos más frío el aire, compré un café, anduve, me senté en el columpio. Luego entré, chequé mis meils y demás cosas. Hice una llamada, quedamos hablando un rato, me reí un poco más, y me disgusté y me angustié. Colgamos. No tuve más ganas de hacer nada. Me tiré en mi cama a descansar, a despejar pesamientos, entonces me di cuenta.

De todo lo que me había pasado durante el día, de todo lo que vi pasar lo que sentí lo que me cansó lo que me alegró, de todo en lo que estuve de algún modo, no entendí nada.

Ni una sola cosa.