5.2.09

Socorrespondencia


Querida Socorro,
me llamo Alviin, no me conoces, quizá hayas oído hablar de mí, quizá no. La razón por la que te escribo es que hoy viaxé en el tren suburbano y me vi en la penosa necesidad de usar el asiento que está xunto a tu ventana. Pregunté por ti a los demás pasaxeros, pero no supieron darme señas de ti, no me contestaron siquiera, incluso hicieron muecas y me ignoraron con demasiado esfuerzo si me preguntas.
Socorro (me pregunto cómo te llaman los que te conocen, Soco?), quiero pedirte que me disculpes por haber usado tu asiento, yo sé que es de mala educación usar las cosas de los demás sin permiso pero la verdad necesitaba un poco de descanso y tu asiento me vino mexor que caído del cielo (xexe... asientos cayendo del cielo, te lo imaginas? qué cosas estoy diciendo...). Como sea no te preocupes que lo cuidé como si fuera mío (soy una persona muy cuidadosa, debo admitirlo).
También te pido me disculpes dexar esta carta como al aire, pero, como ya dixe, no logré conseguir datos sobre cómo encontrarte y pedirte me disculpases en persona (e invitarte a tomar un café, por qué no?) o al menos poder enviarte esta carta a tu casa.

Me despido, recibe un cariñoso saludo de mi parte. Espero que este pequeño accidente nos permita empezar a comunicarnos entre nosotros, que, bien dicen, es poner cosas en común.

Tuyo,

Alviin