28.5.07

Más impresiones

(Si no me andan correteando la verdad no posteo, pero) Luego parece ser que no se puede llegar más lejos, que todo es ondular de un punto alto o bueno o memorable a otro bajo o malo o algo así. Y creemos que avanzamos, que algún día estaremos bien, que estaremos mejor y las cosas serán otras, que tendremos lo que deseamos. Pero los días son los mismos, por decirlo de algún modo. Y las cosas que pasan serán las mismas, en distintos lugares a varios tiempos. No puede esperarse demasiado de la gente, de nosotros (de mí), tenemos pocas opciones y siempre nos inclinamos a aquellas que mejor conocemos y nos hacen creer que tenemos alguna certeza de lo que es la vida.

O algo como esto:

Así se da la felicidad.
En pedazos, por momentos. Cuando uno es chico espera la gran felicidad, alguna felicidad enorme y absoluta. Y a la espera de ese fenómeno se dejan pasar o no se aprecian las pequeñas felicidades, las únicas que existen. Es como...
Imagínese un mendigo que desdeña limosnas por el camino, porque le han dado el dato de un formidable tesoro. Un tesoro inexistente.
(Ernesto Sabato, Sobre héroes y tumbas)

La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.
La vida, un ballet sobre un tema histórico, una historia sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecho real.
La vida, fotografía del número, posesión en las tinieblas (¿mujer, monstruo?), la vida, proxeneta de la muerte, espléndida baraja, tarot de claves olvidadas que unas manos gotosas rebajan a un triste solitario.
(Julio Cortázar, Rayuela)