26.12.08

mirar la entrada a la casa

Olvidar el amor.
No, no pensar en él.
Evadir toda imagen de entonces.
Como evitar su mirada aquí (pero sin lugar),
no dirigirle la palabra, el pensamiento.
No entrar.

No entrar aun si es cálido
o si está de paso
y la puerta está siempre entreabierta.

Como si sólo nos restara tomar lo que nos queda,
agarrarlo bien, con los ojos, los párpados,
para que no caiga en el camino y haya que volver.
Tomar aire, abalanzarse y así correr,
con los ojos a oscuras.

...