22.12.08

nombrarla

La llamé, no por su nombre, sólo con un sonido, una sílaba. No sé si volteó, vino, me busco, o devolvió mi llamada. No sé qué llamada siquiera, pero sé que la llamé. Y no sé si iba a mi lado y me miró, si estaba lejos, si yo dormía, si aún podía llamarla o ya era algo que era mejor evitar. Tampoco sé por qué la llamé. Pero sé que lo hice, no sé más.
A veces no recuerdo su rostro, su voz es más sencillo recordar, pero más difícil porque ya no habla. O cómo saberlo, cómo saber si estoy antes o después. Quizá no ahora, pero antes o después podría hablar con ella, oírle algunas palabras dulces y otras entrecortadas, frías.
La conozco? Algún plan que hayamos hecho tiene sentido? La quiero o la recuerdo? Sólo podría quererla, la verdad. Por eso no sé si el recuerdo me sirve, si yo lo inventé. Y cuál recuerdo, ése sólo existe de verdad si hay referencia, si hay tiempo. La memoria es algo que yo me invento.
La llamé, eso.