de esos días en que tienes el pasado tan caído que podrías quedarte tendido, sin identidad ni urgencia. pensando en escenarios imposibles con personas y personajes de esos antes, creándote mejores finales, intermedios, inicios no, esos están bien, más bien imaginando los inicios que aún no son.
transcurrir por la tarde, casi navegándola con un deseo gentil, cubierto de un ligero sudor de calor e incertidumbre, de expectativa, con una alegría espantada y una tristeza confundida zumbándote toda la piel.
y gritar si hay razón, ya sea en la cabeza o en el mundo, por cualquier llamada que esté por entrar.