ese tal primer coso que empezó la evolución de vertebrados y no, insectos, animales marinos, y demás nimiedades vivientes, era un imbécil.
sí, y por eso ahora no sé si este camarón o ese panda deberían ser amigos míos, mis posibles compañeros de cuarto, si tuviera que tenerlos; no sé si la hormiga querría ir a la dulcería conmigo, y así.
pero luego, si sí, todo se me antoja terrible, por cosas como que la coraza de los acorazados no les deja terminar de conocer el placer del tacto, el contacto. las orcas, delfines y anexos no saben de música progre de este otro reino del sonido, y los osos no tienen frío como dios manda, y los tropicales no skian, y (todos ellos) rara vez piensan en moverse, en viajar, en conocer budapest o siberia, no se refugían con desesperación en la depresión (o no lo dicen), sólo para variar, y así...
ahora, tengo ganas de un comunismo extremo y absoluto (?), que todas las máquinas orgánicas acabemos siendo semejantes de verdad, para ir de intercambio a los arrecifes y rentar con las termitas, invitarle un té a la barracuda del 302, embriagarse con los mandriles, pasar una buena noche oyendo a la sinfónica de los pingüinos...
maldito equilibrio natural fascista, tomémonos de las antenas, aletas, pinzas, patas, trompas, tentáculos, manos, dientes, alas, y demás hermosas extremidades y bailemos juntos en vilnius, olvidemos todo lo que nos separa y bienvengamos a la nueva era que nos espera (o viceversa), sin naciones, ecosistemas, religiones, familias (animalia, fungi, plantae, ...), razas, etnias, guerras (ustedes entienden)...
ése es mi sueño... (gracias)
[aplausos][y no]