Por fin, después de años de guardarme todo : la ira, la angustia ante la vida, el dolor, la pena, etc, hoy tras una larga espera, luego de haber soportado y aguantado todo con estoica resignación, hoy, sí hoy, bueno ayer… vomité… vomité y vomité y vomité y más vomité, no podía parar. La liberación estomaco-intestinal se desató en mi cama como cuando estalló el Paricutín (de putazo y sin previo aviso), fue tan violento que mi cabeza parecía de esas mangueras de bomberos que de tan dura la presión del agua, giran y se alebrestan sin control. Qué el exorcista ni que madres, esos son vómitos amateurs, el mío fue de grandes ligas, con pedazos-de-comida-sin-digerir y toda la cosa. Tratando de controlarme bajé las escaleras, pero ahí también dejé rastros de la rebelión. Y ya cuando llegué al baño, como fue tan abrupto todo, pus ya no vomité más, se me acabó el combustible. Entonces me vi en el espejo y dije: no mames, tas cabrón.
Y ahora tras la liberación… soy feliz, me he quitado un gran peso de encima que me atormentaba ( a lo mejor estaba poseído y logré sacar a los demonios), gracias comida grasosa y de dudosa higiene, gracias alcohol en exceso, sin vuestra ayuda no lo hubiera podido lograr, gracias!
P.D. Bueno , pero no todo es miel sobre hojuelas, porque el pinche olor no se quita y me tardé un putero en limpiar todo.