Me encontraba caminando aburrido en un pueblo-bicicletero de Guanajuato, cuando de pronto como porartedemagia, a mi lado pasó hecholachingada un niño, corre y corre el chamaco, dando vueltas a lo pendejo, ustedes saben, como niño con sobredosis de azúcar cuya energía nunca se acaba. Pero, de pronto, sin ningún aparente motivo lógico, se detuvo y dijo: ¿Por qué estoy corriendo? tomó la manó de su mamá y siguió caminando tranquilo como si nada.
Todo fue tan espontáneo que no supe que hacer; de ser un chamaco-corre-a-lo-pendejo se comportó como todo un filósofo. ¿Por qué estoy corriendo?, ah qué niño tan cabrón, sólo los pros se hacen esas preguntas.
Posibles respuestas al enigma.
· Le dio el bajón de la sobredosis de azúcar y vio que estaba haciendo el ridículo.
· El escuincle a su corta edad ya se leyó a los filósofos griegos.
· Su mamá y él son extraterrestres que se comunican telepáticamente, por eso jamás sabremos la respuesta a la pregunta del niño.
Fin de la transmisión